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sábado, 27 de abril de 2013

EL JUEGO


Los niños son muy lúdicos por lo tanto el  juego es una herramienta de la que podemos echar mano para estimular y motivar  el desarrollo del lenguaje de  nuestros hijos. Por eso, si deseas estimular su lenguaje, hazlo de manera divertida. Comparto con ustedes  algunas pautas y juegos divertidos que pueden trabajar con sus peques.

 Cinco juegos de sonidos para aprender a hablar


      1.-El traductor de sonidos

Un buen ejercicio para que el pequeño aprenda a discriminar los sonidos y los relacione con el lenguaje es hacer de traductor de sonidos. Para ello, el adulto debe traducir con la palabra correspondiente los sonidos y ruidos cotidianos que se producen de forma habitual, como el timbre de la puerta, la lavadora o el teléfono. También se pueden utilizar los de la calle: una sirena, pitidos, un perro o coches. Y los de la naturaleza: un pájaro, el viento, la lluvia, etc.

  1. ¿Dónde estoy?

Con este juego se puede enseñar a los más pequeños a localizar el origen del sonido. El adulto se puede ocultar en distintas partes de la casa y emitir un sonido desde su escondite. También se puede hacer esta actividad con la ayuda de un juguete sonoro.

  1. ¡Saca la lengua!

Una buena idea para trabajar la motricidad labio lingual es decirle al pequeño que su cara es una casita, en la que los ojos son ventanas, la nariz el timbre, la boca la puerta y la lengua un amigo que está dentro de ella.

Este juego permite entrenar los movimientos. Para ello, hay que pedir al niño que llame al timbre, abra la puerta y que deje salir (y volver a entrar después) a su amigo para dar un paseo.

  1. Vamos a soplar

Para aprender a articular bien las palabras, el niño debe ejercitar la respiración y también aprender a acompasar el ritmo de la misma. Un buen ejercicio para ello es jugar a hinchar globos.

Otra propuesta es colocar pequeñas bolitas de papel o de algodón sobre una superficie lisa y soplar sobre ellas para lograr que lleguen las primeras a la meta.

  1. La orquesta

Este juego permite relacionar el lenguaje gestual con el oral a través de los sonidos. En este caso, será la música la que estimule el habla del niño.

El adulto enseña al pequeño los diferentes sonidos de los instrumentos musicales a la vez que realiza el gesto que le corresponde (simula que los toca). Así, el tambor será pon, pon, pon, la trompeta pa, pa, pa y la guitarra ran, ran, ran. El pequeño debe identificar cada gesto y responder con la onomatopeya correspondiente.

 

 

Tres juegos para ampliar y reforzar el vocabulario del niño

Hay juegos para ampliar el vocabulario del niño

Cuando el pequeño ya ha aprendido a expresar sus primeras palabras, se puede estimular y reforzar su vocabulario. Para ello existen otros juegos útiles, que le permiten, además, entender el significado.

Estas son algunas propuestas:

  1. ¿Qué hay ahí?

Un cuento con ilustraciones para niños, una lámina o una revista servirán para ayudar al pequeño a ampliar el vocabulario. El juego consiste en contemplar juntos las imágenes y pedirle que señale y enuncie lo que ve en ellas. Cuando no sepa el nombre de alguna de las cosas que observa, el adulto debe decirle qué es y hacerle una breve descripción.

  1. El tren de las palabras

"Llevo un vagón de... (fruta, animales, colores, etc)". A partir de esta frase el niño y el adulto empiezan a llenar el tren con palabras de la familia elegida. El adulto puede incorporar las menos usuales para que el pequeño pueda participar de forma activa en el juego, a la vez que aprende nuevas palabras.

  1. Veo, veo

Este clásico juego enseña al niño a describir cosas y le ayuda a desarrollar vocabulario. El menor (o el adulto) elige un objeto que esté a la vista y comienza a dar pistas, entre ellas, su color, la letra por la que empieza o su situación. El turno termina cuando el otro jugador adivina qué.


 

 


Consejos para no frenar el habla del niño

·         Dejarle hablar. No interrumpir al niño cuando quiere expresarse para corregirle, ni terminar las frases por él para acelerar la conversación.

·         Aprovechar cualquier ocasión para introducir más vocabulario, explicarle las palabras nuevas y su significado.

·         Leer con el pequeño cada día y dejarle participar de forma activa en la lectura. Hay que responder a sus preguntas sobre ella.

·         No corregirle cuando articule mal una palabra. Es mejor introducir el término de forma correcta de nuevo en la conversación.

·         Los padres son el principal modelo lingüístico para el niño. Por eso hay que cuidar el propio vocabulario y evitar utilizar un lenguaje infantilizado con el pequeño.

 

 

 

 

 

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